Hessel critica la indiferencia de las personas ante la situación actual y hace una comparativa sobre los motivos por los que resistió al fascismo y las causas que deben provocar la indignación en la sociedad actual. Incita a una insurrección pacífica, sin violencia, contra el sistema democrático actual y contra la tiranía de las empresas y los bancos y contra aquellos medios de comunicación que no presentan más alternativa que un futuro de consumismo masivo, contra aquellos que nos incitan a una búsqueda de la felicidad a través del consumo.
En el libro también dedica un capítulo explicando su indignación frente a la situación reinante en Palestina con motivo de su visita. Nos muestra una guerra sin sentido ninguno en el que no hay vencedor. Dice algo que no se me olvidará jamás, "la historia ofrece pocos ejemplos de pueblos que aprenden de su propia historia", refiriéndose al estado judío de Israel y a lo ocurrido en la operación llamada Plomo Fundido que a causado miles de refugiados.
En conclusión, Stephane Hessel nos propone un levantamiento pacífico contra el sistema imperante actualmente de la producción y el consumismo de masas, en pro de una sociedad en la que reinen los valores y los derechos humanos por encima del poder del dinero y de un crecimiento ilimitado en el que se crece por crecer y no por necesidad.